Por supuesto que el primer sitio a donde nos dirigimos fue a la tienda de artículos religiosos de la Catedral, pero ¡oh sorpresa! La primer respuesta fue “no hay”, creo que al ver nuestra cara de asombro la persona en turno se sintió comprometida a darnos alguna explicación: “la verdad es que no la piden, pero mire le puedo ofrecer éstas otras de Juan Pablo II”. Acto seguido nos encaminamos a las tiendas de artículos religiosos y al pasaje ubicado a espaldas de la Catedral, pero nuestro asombro crecía al obtener la misma respuesta del “no hay”, hubo incluso quien, hasta ese momento se percató que no tenían imagen alguna del Papa en su “súper tienda especializada” y de manera más esperanzadora pero menos sincera nos aseguraron: “ya mero nos llega ¿eh?”, pues su sonrisa irónica los delataba al final. El colmo fue llegar a una tienda especializada en venta de imágenes, en donde por cierto tenían hasta de Mafalda y eso que el tema general de la tienda era el religioso. Entonces nos mandaron a la sección de una pared en donde nos aseguraron encontraríamos algo. Efectivamente, encontramos como 5 repisas llenas de no menos de 15 imágenes diferentes de S. S. Juan Pablo II pero Benedicto XVI permaneció brillando por su ausencia.
Pues bien, en estos días en que nuestro querido Papa Juan Pablo II acaba de ser beatificado pudimos corroborar el gran amor que el mundo católico y no católico le tiene. Bastaba ver las calles del Vaticano repletas de feligreses el día de su beatificación. Los que no tuvimos la suerte de estar ahí presentes, lo estuvimos en espíritu siguiendo la transmisión y los detalles por TV e internet, y todos juntos vibramos de emoción y alegría desbordante al ser destapada en vivo, la imagen oficial cuando fue proclamado beato. Todos los que tuvimos la bendición de verle pasar en el papamóvil en alguna de sus visitas a nuestro país recordamos con júbilo el haber sido vistos y bendecidos por él, pensando en que aquel que nos miró y nos bendijo es ahora un beato de principios de este siglo.
Y es que aunque el dicho citado verse así, Su Santidad Benedicto XVI no es una segunda parte, de ninguna manera, él es quien el Espíritu Santo (sí, leyó usted bien: el Espíritu Santo, pésele a quien le pese creerlo y aunque pidan rebelde y subversivamente la votación de los laicos para la elección del Papa) ha querido y designado por medio de la elección en un ambiente de oración por parte de la reunión de cardenales convocados (sucesores de los Apóstoles), para ser el Representante de Cristo en la tierra y Sucesor de San Pedro porque los tiempos actuales así lo requieren, así, de esta manera, está ni más ni menos quien tiene que estar: el amigo fiel e incansable como le llamaba cariñosamente el Beato Juan Pablo II a nuestro actual Papa Benedicto XVI.
Siendo una de las mentes más brillantes del s. XX y principios del XXI en materia de Teología y Doctrina de la Fe, constituyó un enorme apoyo intelectual para S. S. Juan Pablo II en la revisión y escritura de numerosos documentos de la Iglesia, entre los que destaca el actual Catecismo de la Iglesia Católica. Sin embargo como todo lo que auténticamente proviene de Dios es grande y se manifiesta en la sencillez, este hombre que posee un gran corazón lleno de humildad, lo abrió al mundo desde el primer momento de haber sido electo como nuestro actual Sumo Pontífice, al pronunciar las siguientes palabras: Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de saber que el Señor sabe cómo hay que trabajar y actuar, incluso con instrumentos inadecuados. Y sobre todo confío mi persona a vuestras oraciones. Con la alegría de la resurrección del Señor y con confianza en su permanente ayuda, iremos adelante. El Señor nos ayudará y María, su madre santísima, estará a nuestro lado. Gracias.
¿Razones para amarle? Nos faltarían dedos en las dos manos para contarlas y aún nos sobrarían muchas para darnos cuenta de que él, en sí mismo, es una bendición en los tiempos actuales, pues no fue una casualidad sino una causalidad el hecho de que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe hubiese sido designado cabeza visible de toda la Iglesia en estos tiempos en que la fe católica está siendo atacada, tergiversada y diluida desde muchísimos ámbitos incluido tristemente el interior mismo de la Iglesia, de la cual todos los bautizados formamos parte.
Si queremos realmente hacer patente el “México siempre fiel” del ahora Beato Juan Pablo II, comencemos por agradecer a Dios el regalo de este gran hombre como Vicario de Cristo y por conocerle más, pues nadie ama lo que no conoce y para todo el que quiera hacerlo desde este momento, les sugiero los siguientes sitios:
http://www.ssbenedictoxvi.org/
http://bxvi.wordpress.com/
Gracias Santo Padre, por toda una vida de entrega, por regalarnos momentos de alegría tan grande como la pasada beatificación de nuestro querido Juan Pablo II, gracias por ser un faro de fe claro y seguro en medio de tanta obscuridad, confusión e incertidumbre.
Bartimeo: “Señor, que vea”. (Mc 10, 51)
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