No sé ustedes pero a mi me pareció fantástico cuando me enteré de que las primeras comunidades cristianas evangelizaban con su testimonio, un testimonio basado principalmente en el amor.
La gente los veía y no sabían bien a bien lo que pasaba pero veían como se trataban, como se procuraban unos a otros, como se amaban, se respetaban y estaban llenos de alegría y optimismo. Vidas todas llenas de felicidad, amor, paz, de confianza y seguridad.
¿Apoco no se antoja el estilo de vida de los primeros cristianos?
La gente los veía y no sabían bien a bien lo que pasaba pero veían como se trataban, como se procuraban unos a otros, como se amaban, se respetaban y estaban llenos de alegría y optimismo. Vidas todas llenas de felicidad, amor, paz, de confianza y seguridad.
¿Apoco no se antoja el estilo de vida de los primeros cristianos?
Los tiempos eran también muy difíciles no sé si más o menos que los de ahora, pero los pocos cristianos de entonces lograron impactar y convencer a muchos con su vida.
¿En dónde están esos católicos comprometidos? ¿En dónde los que cambian al mundo por y para Cristo? ¿Qué hay de aquellos que evangelizaban no con palabras sino con hechos?
- ¡Estaban mejor preparados! - Si la memoria no me falla la mayoría eran pescadores.
- ¡El Espíritu Santo estaba con ellos! - Y con todos nosotros.
- ¡Jesús mismo los instruyó!- Y lo seguirá haciendo para todo aquel que se lo pida. Él mismo dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos.”
¿Entonces?
Creo que la respuesta más acertada es que no sólo reconocieron a Dios sino que le creyeron. ¡Sí! creyeron en las palabras, creyeron en las promesas, vamos, le creyeron a Él y simplemente actuaron en consecuencia y fueron felices.
Benedicto XVI dijo:
«La misión de todos los apóstoles de Cristo, en todos los tiempos, consiste en ser colaboradores de la verdadera alegría.»
Escuchemos pues lo que Dios nos dice en estos tiempos a cada uno de nosotros, acerquémonos y creamos, pero creamos de verdad. Esta es la base de la acción. Y si no podemos creer, roguemos para que se nos de la fe, que dicho sea de paso también es regalo.
¿En dónde están esos católicos comprometidos? ¿En dónde los que cambian al mundo por y para Cristo? ¿Qué hay de aquellos que evangelizaban no con palabras sino con hechos?
- ¡Estaban mejor preparados! - Si la memoria no me falla la mayoría eran pescadores.
- ¡El Espíritu Santo estaba con ellos! - Y con todos nosotros.
- ¡Jesús mismo los instruyó!- Y lo seguirá haciendo para todo aquel que se lo pida. Él mismo dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos.”
¿Entonces?
Creo que la respuesta más acertada es que no sólo reconocieron a Dios sino que le creyeron. ¡Sí! creyeron en las palabras, creyeron en las promesas, vamos, le creyeron a Él y simplemente actuaron en consecuencia y fueron felices.
Benedicto XVI dijo:
«La misión de todos los apóstoles de Cristo, en todos los tiempos, consiste en ser colaboradores de la verdadera alegría.»
Escuchemos pues lo que Dios nos dice en estos tiempos a cada uno de nosotros, acerquémonos y creamos, pero creamos de verdad. Esta es la base de la acción. Y si no podemos creer, roguemos para que se nos de la fe, que dicho sea de paso también es regalo.
Jesús está esperando
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