20 sept 2011

Apóstoles

No sé ustedes pero a mi me pareció fantástico cuando me enteré de que las primeras comunidades cristianas evangelizaban con su testimonio, un testimonio basado principalmente en el amor.

La gente los veía y no sabían bien a bien lo que pasaba pero veían como se trataban, como se procuraban unos a otros, como se amaban, se respetaban y estaban llenos de alegría y optimismo. Vidas todas llenas de felicidad, amor, paz, de confianza y seguridad.

¿Apoco no se antoja el estilo de vida de los primeros cristianos?


Los tiempos eran también muy difíciles no sé si más o menos que los de ahora, pero los pocos cristianos de entonces lograron impactar y convencer a muchos con su vida.

¿En dónde están esos católicos comprometidos? ¿En dónde los que cambian al mundo por y para Cristo? ¿Qué hay de aquellos que evangelizaban no con palabras sino con hechos?

- ¡Estaban mejor preparados! - Si la memoria no me falla la mayoría eran pescadores.

- ¡El Espíritu Santo estaba con ellos! - Y con todos nosotros.

- ¡Jesús mismo los instruyó!- Y lo seguirá haciendo para todo aquel que se lo pida. Él mismo dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos.”

¿Entonces?

Creo que la respuesta más acertada es que no sólo reconocieron a Dios sino que le creyeron. ¡Sí! creyeron en las palabras, creyeron en las promesas, vamos, le creyeron a Él y simplemente actuaron en consecuencia y fueron felices.

Benedicto XVI dijo:
«La misión de todos los apóstoles de Cristo, en todos los tiempos, consiste en ser colaboradores de la verdadera alegría.»

Escuchemos pues lo que Dios nos dice en estos tiempos a cada uno de nosotros, acerquémonos y creamos, pero creamos de verdad. Esta es la base de la acción. Y si no podemos creer, roguemos para que se nos de la fe, que dicho sea de paso también es regalo.


Jesús está esperando

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