Rafael Sanzio 1515
La pesca milagrosa es el primero de los 10 cartones de tapices que León X encargó a Rafael para la capilla Sixtina. Hoy en el Albert Museum
Lo interesante de los aniversarios es que nos permiten hacer un recuento de lo hecho, compararlo con lo programado, si es que algo se programó, y los muy avezados en el asunto, visualizar el futuro.
Yo, lo más que me propongo a un año de vida del blog es reflexionar un poco sobre el hecho en sí; tuvimos una año para realizar un proyecto común en dónde nos propusimos compartir experiencias, puntos de vista, vivencias, desde nuestra muy particular experiencia de Dios, sin más objetivo que el de compartir nuestra alegría.
Sin embargo, en una sociedad en dónde nos encontramos con hermanos de la fe, muchos de ellos que son indiferentes y viven al margen de ella, con hombres y mujeres de otras religiones, o que no son creyentes pero buscan sinceramente y de corazón la verdad, nos atrevemos a testificar que sólo en Cristo hay certezas, que sólo en Él tenemos la garantía del amor auténtico y duradero. Ustedes disculparán, pero no se puede acoger un regalo tan grande sin sentir la necesidad de compartirlo a otros.
“El que se aventura y no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios; el que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo” Segunda carta de Juan 1, 9
Para celebrar este primer aniversario presento imagen y soneto.
Con la imagen de La pesca milagrosa pretendo expresar que si existen frutos de este año de trabajo los méritos corresponden a nuestro Señor Jesucristo y que todo el poder, el honor y la gloria le corresponden a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo.
El soneto de Lope de Vega, ¡me encanta!
El soneto de Lope de Vega, ¡me encanta!
¡Feliz aniversario!
Soneto
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el yelo frío
secó las yagas de tus plantas puras!
¡Cuantas veces el ángel me decía:
alma, asómate agora a la ventana!
verás con cuanto amor llamar porfía!
¡Y cuanta hermosura soberana,
mañana le abriremos-respondía-
para lo mismo responder mañana!
¿Qué interés te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el yelo frío
secó las yagas de tus plantas puras!
¡Cuantas veces el ángel me decía:
alma, asómate agora a la ventana!
verás con cuanto amor llamar porfía!
¡Y cuanta hermosura soberana,
mañana le abriremos-respondía-
para lo mismo responder mañana!
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