24 dic 2011

El MISTERIO DE LA NAVIDAD


Dios se hizo muy, pero muy pequeño, un niñito; para que su majestad no nos estremeciera al punto de alejarnos de Él, como a los israelitas que no se atrevían a acercarse al monte donde se manifestaba a Moisés. En efecto, somos incapaces de resistir la presencia divina en su majestad: “nadie puede ver a Dios y permanecer vivo”, expresión que es una manera de ilustrar la absoluta distancia que nos separa a nosotros de Dios.

Dios niño, al contrario, nos encanta; como cautiva esa pequeña familia con María y José, personas excepcionales que por sí mismas causan nuestra admiración, y que alrededor de Jesús recién nacido atraen a la contemplación a todas las almas limpias, sencillas y fieles al Señor.

Pero esa imagen de la cueva, pobre morada, y del pesebre, humilde cuna, esconde el que es, tal vez, el mayor de los Misterios: el Dios eterno se ha unido a su criatura, el hombre, hasta el punto en que se anonadó a sí mismo, como dice San Pablo (Fil, 2, 6-7). Así, al meditar sobre la Navidad, no debemos olvidar que el niño Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, es decir un alma humana, creada en el seno virginal de María, sin pecado, unida al Verbo, a la segunda persona de la Trinidad, en una unión íntima y completa. Como afirman los teólogos y ratifican los concilios, dos naturalezas unidas en una sola hipóstasis. Una sola persona, con naturaleza humana y divina.

Dios viene a su criatura, y lo hace por amor, para rescatarle y llevarle a convivir con Él. San Ignacio, en una de las meditaciones de los ejercicios espirituales, lo ilustra con una imagen que apela a nuestra razón por medio de la imaginación: “Las tres personas divinas miraban toda la planicie o redondez de la tierra, y cómo, viendo que todos descendían al infierno, se determina en la su eternidad que la segunda persona se haga hombre para salvar el género humano (EE 102)”. La Trinidad, no es lejana a su criatura, al contrario, se preocupa por ella y se duele por verla alejarse de su vocación: la vida divina. Y para salvarla de errar el camino, decide la Encarnación.

San Juan Evangelista lo resume magistralmente al inicio de su Evangelio. En primer término declara la naturaleza divina de Jesús, en frases precisas, “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios (Jn 1,1)”, para después decirnos cómo en Jesús se encarnó la Palabra: “Y el Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros (Jn 1, 14)”. San Juan precisa lo esencial que es, para nuestra salvación, afirmar estas verdades, pues el Verbo “Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a los que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre (Jn 1, 11-12)”.

Así pues, esta Navidad tomemos un tiempo para contemplar el Misterio de la Navidad (pues los Misterios no se entienden plenamente, pero de su contemplación surgen nuevas fuentes de vida espiritual); para vislumbrar en la humildad y sencillez del pesebre del Santo Niño Jesús una manifestación del inconmensurable amor de Dios. Tomemos el ejemplo de los pastores que advertidos por los ángeles, como nosotros lo somos por la Iglesia, acudieron con humildad a adorar al Niño de la promesa, a Jesús nuestro Señor.


En todo amar y servir

Juan Ignacio Aquinas

17 dic 2011

VOLVAMOS A BELEN


En esta rapidez de vida en donde todo sucede con una velocidad en la cual nos sumergimos sin darnos cuenta que pasa, sin preguntarnos, sin pensar ni reflexionar y mucho menos meditar; es necesario hacer un alto o mas bien un silencio en nuestras vidas para poder abrir los ojos y abrir el corazón para volver a Belén, estar presentes y poder dimensionar en la profundidad de tan grande milagro.

Volver a Belén a percibir y ver con el espíritu lo que aconteció esa noche, sumergirse en la locura del amor que expresa el mismo Dios hacia nosotros, ese corazón que da con tanta fuerza a los hombres, unión de la Divinidad con la humanidad a través del amor.

Volvamos a Belén, volvamos al amor, único sentido de nuestras vidas, unidos por siempre a El. Volvamos a Belén a presenciar la Divinidad que se acerca a nosotros expresada en ese niño, “un niño nos ha nacido y sobre sus hombros lleva la soberanía” (Is 9,5); “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. (Jn 1,14).

Viene a nosotros para salvarnos, para recobrarnos, para enseñarnos y sobre todo amarnos. Y solo existe una respuesta: aceptarlo y amarlo con todo nuestro corazón.

Volvamos a Belén a ver como María expresa ese amor a Dios accediendo con un sí, con sencillez y humildad. Ver como José se olvida de su proyecto de vida y entra con un sí a los proyectos de Dios, cuidando de María y del Niño Dios con todas sus fuerzas y su amor.




Volvamos a Belén para poder dar también nuestra respuesta nuestro sí amoroso a ese Dios loco por amor a sus hijos y que lo demostró con esa unión tan inseparablemente al hombre

VUELVE A BELEN.

Aitana

8 dic 2011

Denuncia

El diablo existe. No es una invención del medioevo ni tampoco un cuento para espantar a los niños. Es un ser malvado y pervertido, no una ficción. Odia a todos los seres, por lo tanto no tiene amigos sino esclavos, esa es su naturaleza. Solo piensa en cómo hacer daño.

Con este comentario no pretendo hacerle propaganda al demonio, ni mucho menos. Tampoco infundir miedo. De lo que se trata realmente es de identificar plenamente al enemigo.

El demonio existe y una de sus más grandes victorias es que no se crea en él. De esta manera nos presentamos indefensos ante una realidad que nos supera, de la que ignoramos el origen quizás, pero en la que vivimos y que pareciera ser que nos estamos acostumbrando.

Caos, corrupción, vicio, deslealtad, crimen, falsedad, guerra, depravación, no son cosas de “los tiempos” sino obra del demonio que cada vez más, se apodera de nuestras familias, de nuestras instituciones, de nuestros países, etcétera, para su destrucción.

La única arma que lo puede vencer es el bien. No hay otra. Y el único BIEN así con mayúscula, es DIOS.

Por lo tanto:

No es olvidándonos de Dios, sacándolo de nuestras vidas como van a cambiar las cosas. Necesitamos a Dios en nuestras vidas, en la cotidianidad. Requerimos tener una relación estrecha con el amigo, con quién nos ama y lo ha demostrado enviando a su hijo para salvarnos. Necesitamos de la esperanza que sostiene al alma y que consuela al ser humano.

Tratar de enfrentar el mal sin Dios, es tiempo y guerra perdidos de antemano. Con Dios, anuncio de victoria segura.

2 dic 2011

Lo infinito


El tiempo de adviento es más que propicio para hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y de nuestra relación con Dios y por supuesto con el prójimo.

Dentro de todos los temas que pudiéramos tocar, pongo la atención en uno por demás relegado: el tema de lo eterno, de lo infinito. Poco o casi nada reflexionamos sobre nuestra necesidad de eternidad, sobre esta dimensión humana que tenemos muy olvidada por estar estancados en nuestra dimensión horizontal.

Sin embargo esta dimensión está presente, esta sed de eternidad existe en todos y requiere ser saciada. Freud la llamaba el sentimiento oceánico y se refiere a esa búsqueda incansable, a esa necesidad de grandes y mejores experiencias, mejor dicho a la experiencia de lo infinito que necesitamos cubrir y que no sabemos como.

Algunos intentan llenar esta falta con drogas, con alcohol, con sexo desenfrenado y otras cosas que al final solo dejan desilusión y muerte. Y es que lo infinito hay que buscarlo en lo alto, hacia arriba, no hacia abajo; por encima de la razón, no por debajo de ella, en la irracionalidad.


«Todo el que bebe de esa agua volverá a tener sed», dijo Jesús a la samaritana.

La avidez de lo infinito solo puede ser llenada por EL INFINITO, por el ETERNO, por DIOS. El alma sabe en donde buscar, si la entrenamos y se lo permitimos, pero como estamos llenos de mensajes que nos aturden y oprimen, el alma está inquieta y no puede ver lo esencial, lo realmente importante. Por eso, te invito a hacer un alto en el camino, a pensar, pero sobre todo a entender: sólo el maravilloso e infinito Amor que viene de un Dios que nos conoce y se preocupa por nosotros, puede llenar esta ansia de eternidad.

23 nov 2011

Testimonio

Hace 5 años asistí a una ordenación sacerdotal. Después de la ceremonia una mujer vino hacia mí muy emocionada y me dijo:

«Padre, tengo que contarle algo:

Cuando usted era un joven sacerdote yo escuché un retiro que usted había predicado en la catedral de Puerto Príncipe. En su sermón usted habló sobre el aborto. Dijo que las madres deben velar por sus hijos, pues “este hijo que quizá quieren destruir podría llegar a ser presidente de la república, sacerdote u obispo”.

»En aquel momento yo llevaba un niño en mi seno y tenía la intención de abortarlo. Después de su sermón reflexioné mucho, y cambié de opinión a causa de sus palabras. Pues bien, aquel niño es uno de los sacerdotes que acaban de ser ordenados aquí. Sentí la obligación de agradecerle…»

Yo le respondí: «Demos gracias a Dios».

Eustache Saint Hubert. Puerto Príncipe (Haití)

11 nov 2011

Llamado




“Jesús no nos llama porque somos buenos, sino porque él es bueno y quiere hacernos amigos suyos”





Benedicto XVI Viaje apostólico del Papa en Alemania

4 nov 2011

ENGENDRADO POR EL BAUTISMO

Durante el año sacerdotal Catholic.net organizó un concurso internacional para sacerdotes. Se recopilaron casi mil historias reales de sacerdotes de todo el mundo. De entre ellas se seleccionaron unas cien vivencias, las más bellas e impactantes, para copilarlas en un libro: 100 historias en blanco y negro de Fernando Morales

Desde este libro, te comparto la siguiente vivencia

ENGENDRADO POR EL BAUTISMO
José Rodrigo López Cepeda, MSpS
Guadalajara (México)

Visitando mi ciudad natal, cedí a la petición de mi madre de ir a ver a una amiga suya internada en el hospital. Estando en la habitación de la enferma, se acercó a mí una de las enfermeras y me pidió si podría ver a un anciano sacerdote que estaba muy grave. Sin indagar más me despedí de la amiga de mi madre y me dirigí a terapia intensiva en donde estaba mi hermano en el sacerdocio.

Al entrar fue muy grande mi sorpresa pues aquel anciano sacerdote, ciertamente muy grave, era el sacerdote que me había bautizado. Estaba inconsciente. Me presenté a la persona que lo cuidaba y se echó a llorar cuando le dije que yo había sido bautizado por aquel sacerdote.

Y me dijo: «Padre… el Señor Cura supo de su ordenación sacerdotal allá en Europa, y decía que no quería morirse sin ver a su hijo sacerdote, pues él le había engendrado a la fe por el agua del bautismo». Y allí estaba yo ungiendo y presentando al Señor a ese siervo fiel que me había regalado la gracia que ahora me permitía a mí bendecirlo.

Este hecho ha marcado mi vida sacerdotal, pues yo también estoy llamado a engendrar a la vida de fe a muchos por el bautismo, pero más aún por mi forma de vivir la fe. No sé cuántos de los que yo he bautizado haya llamado Dios a servirle, pero desde entonces, cada vez que presento un niño en la pila bautismal hago una petición en mi interior: «Que el día de mañana, Señor, uno de ellos me ayude a ir a tu encuentro».

26 oct 2011

LA VIGILANCIA INTERIOR



Velad y orad para que no caigáis en la tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.

Marcos 14:28





Probablemente todos hemos oído que existen pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión. No obstante, es muy común que los discípulos del Señor nos preocupemos casi exclusivamente de que nuestros actos – lo que hacemos y lo que decimos - estén conformes con la moral cristiana, pero descuidamos lo que ocurre en nuestro mundo interior. Después de todo, suponemos, el “pecado de pensamiento”, es de menor relevancia.

Este es un error de graves consecuencias, pues precisamente cada uno de esos actos está precedido por un impulso cuyo origen está justamente en esa vida interior. Jesús nos advirtió de este peligro cuando, refiriéndose a un pecado de naturaleza interior, nos advirtió que quien ve a una mujer con deseo, ya ha pecado en su corazón. Se trata, entre otras cosas, de hacernos ver que debemos cuidar con esmero los impulsos de nuestra vida interior, simbolizada aquí por el corazón.

Conviene hacernos conscientes de que la vida interior es, con frecuencia, aún más agitada que la exterior. Así, mientras nuestra vida exterior puede ser muchas veces monótona, nuestro espíritu continuamente se ve perturbado por diversos sentimientos, imaginaciones, recuerdos o pensamientos que nos impulsan en una u otra dirección. Algunos de esos movimientos interiores nos dirigen al bien, es decir a caminar de conformidad con la voluntad de Dios, y otros nos invitan al mal, es decir a alejarnos de Dios.

Cada acción, buena o mala, está siempre precedida por un acto del ser interior; ya sea del pensamiento racional, de la memoria, de la imaginación, de la emotividad; o de todas ellas juntas. Nadie actúa sin motivo. Cuidar lo que ocurre en nuestro universo interior es fundamental, para evitar entrar en la dinámica del pecado, entendido como separación –más o menos grave- de Dios.

Jesús mismo nos advirtió de la importancia de estar atentos a nuestro mundo interior. Por eso, su recomendación en la noche del jueves santo: “velad y orad para que no caigáis en la tentación”; mandato que resume una actitud que debemos practicar continuamente sus discípulos.

Por “velad” hemos de entender una actitud de alerta continua, pero en este caso no al mundo exterior, sino al interior. Este sentido se descubre con mayor facilidad mediante la frase que continúa en el Evangelio, y con la que Jesús brinda una explicación: “porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil”. Esto es, debemos cuidar que el espíritu –nuestro verdadero ser interior – se mantenga alerta, vigilante de cada uno de sus impulsos.

Esta actitud de vigilancia interior debe complementarse siempre con la práctica de la oración. No basta “velar”, pues aunque con ese estado de alerta podamos descubrir los impulsos negativos en nuestro interior, vencerlos sólo puede lograrse con la asistencia del Espíritu Santo: es necesario “orar”. Por mencionar algunos de los auxilios más comunes: a veces, para vencer ese mal impulso, bastará elevar el pensamiento hacia Dios, otras será conveniente una jaculatoria (esto es una oración breve, de preferencia extraída de la propia Palabra de Dios); en otras ocasiones será indispensable realizar una oración más prolongada pidiendo a Dios su auxilio especial, o bien recurrir a la lectura de algún libro espiritual. Otras veces, en fin, si el mal impulso es persistente, estará indicada la oración prolongada y el ayuno, acompañadas siempre de la confianza en el auxilio divino, y de la perseverancia, pues difícilmente se vencen a la primera los impulsos negativos más persistentes de la personalidad.

Lo que es preciso, en todo caso, es cortar la acción del mal de raíz, es decir apenas se presente el mal impulso en nuestro corazón. Si no consentimos con el mal impulso, no sólo no será causa de pecado, sino que lo será de mérito espiritual.

Para finalizar, es primordial conocerse a sí mismo lo mejor posible, pues es bien sabido que cada uno tenemos defectos que nos son especialmente difíciles de vencer, a los que somos más proclives. Quien se conoce a sí mismo, estará más atento a vencer aquello en que se sabe más vulnerable.

En todo amar y servir
Juan Ignacio Aquinas

17 oct 2011

TENGO MUCHOS AMIGOS

La riqueza dentro de la iglesia católica


Quisiera comunicarles la alegría de saber que tengo muchos amigos que comparten su saber y su experiencia espiritual, que me ayudan cuando tengo problemas, cuando surgen las dudas, cuando tengo miedo, o simplemente me encuentro feliz.

¿Sabías que tú también puedes contar con ellos? Estos amigos te ayudan a orar, te dan caminos para acercarte a Dios. Estos caminos son de diversas formas y vertientes, marcadas por una espiritualidad ya sea sencilla o bien estructurada pero posible de llevarse; en ocasiones acompañadas de grandes y profundos escritos, hasta la belleza de poesías que muestran el gran amor a nuestro Señor.

Estos verdaderos amigos se encuentran dentro de las riquezas que tiene nuestra Iglesia Católica, y son nuestros santos. Ellos son un ramillete de flores de diferentes formas, colores, olores pero todos reflejan en su vivencia al amor verdadero. Y son tantos que es difícil poderlos mencionar a todos, así que por el momento solo les contaré de una amiga que últimamente está muy presente en mi vida, ella es Santa Teresa de Ávila.

Santa Teresa es una gran mujer dentro de la historia, una mujer con gran personalidad, de un carácter fuerte y con la capacidad de plasmar en sus escritos un pensamiento profundo y congruente.

Tiene varios escritos muy importantes; entre los que destacan “El camino de perfección” y “El castillo interior”. Es en este último, que puede considerarse que escrito para instrucción de todos los cristianos, en el que se muestra mejor como verdadera doctora de la vida espiritual.

Esta amiga, viéndome en un momento de debilidad, con sutileza me empezó a decir: Nada te turbe , Nada te espante, todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta. Una gran paz llegó a mi corazón con la certeza de que sólo Dios basta.

Verdades que Santa Teresa manifiesta con gran certeza en la palabra y hermosamente conjugadas llegan a mí hasta el corazón en una oración profunda ¿Que más buscar, que más necesitar? Sólo Dios basta.

Este poema de Santa Teresa es conocido en su versión breve, pero sólo en su versión completa se podrá leer y apreciar su belleza y profundidad. Para que lo disfruten y mediten, a continuación lo reproduzco:


Nada te turbe, nada te espante.
Todo se pasa. Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Solo Dios basta.

Eleva el pensamiento, al cielo sube,
por nada te acongojes, nada te turbe.
A Jesucristo sigue con pecho grande,
Y, venga lo que venga,
nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana.
Nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste, que siempre dura;

Fiel y rico en promesas, Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
Pero no hay amor fino
sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quién cree y espera
todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Véngale desamparo,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
nada le falta.

Id, pues bien del mundo;
id, dicha vana,
Aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.






Santa Teresa, una amiga que enriquece y que está presente y vigente en nuestros tiempos.

En otra ocasión les comentaré de otros de nuestros amigos los santos.

Aitana

6 oct 2011

Turismo religioso

Vamos a la iglesia, oramos y hacemos alguno que otro acto de caridad cuando necesitamos algo de Dios. Lo tratamos como si Dios fuera el genio de los deseos que está únicamente para concedernos todo aquellos que pidamos, como se los pidamos y cuando se los pidamos, nos convengan o no.

Déjenme compartirles que este tipo de relación “convenenciera” no permite que crezcamos en el amor. Normalmente nos deja con más vacío que con satisfacción ya que si Dios nos concede aquello que solicitamos creemos que es porque lo merecemos (muchas veces ni las gracias le damos); nos quedamos con la idea egoísta de que es su obligación y nos olvidamos de Él hasta la próxima necesidad. Si no nos lo concede, es un Dios malo que no nos quiere.

Para el asunto en cuestión habrá que mencionar que a Dios no le pasa nada si le hacemos caso o no. Él es Dios y nada necesita, procura al hombre por amor, no por necesidad. Lo quiere para hacerlo partícipe de la vida, de la verdad, de la felicidad, del amor porque Él mismo es la Vida, la Verdad, el Amor.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida…” Juan 14. 6

De esta manera, los que requerimos del encuentro amoroso somos nosotros, los que necesitamos de la verdadera felicidad somos nosotros ya que nada ni nadie nos puede “llenar” sino Dios. (Catecismo de la Iglesia Católica I)*
Luego entonces, habrá que esforzarnos en mejorar nuestra relación con Él. Él siempre está dispuesto, así es que depende de nosotros.

¿Qué hacer?

Dice el conocido refrán que nadie ama lo que no conoce. Por lo tanto el primer paso será buscar la voluntad de Dios para cada uno nosotros, que por consecuencia de su amor es necesariamente la más acertada. Recordemos que lo que Dios quiere es que seamos felices.

Pero no basta con buscar su voluntad sino que habrá que descubrirla y ponerla en práctica.

Dios sigue obrando milagros para que nosotros podamos ser felices en Él. Es imposible que a Dios le guste vernos tristes, porque nos ama. Pero si lo estamos... ¿acaso será porque no le hemos permitido a Cristo entrar en nuestras vidas?


* Si deseas descargar el Catecismo de la Iglesia Católica completo en su versión para imprimir, http://es.catholic.net/archivos/catecfinal.doc

28 sept 2011





No dejen de visitar la pestaña de Boletín Seglar (arriba). A la fecha contamos con tres boletines. Están de lo más interesantes, no se los pueden perder

20 sept 2011

Apóstoles

No sé ustedes pero a mi me pareció fantástico cuando me enteré de que las primeras comunidades cristianas evangelizaban con su testimonio, un testimonio basado principalmente en el amor.

La gente los veía y no sabían bien a bien lo que pasaba pero veían como se trataban, como se procuraban unos a otros, como se amaban, se respetaban y estaban llenos de alegría y optimismo. Vidas todas llenas de felicidad, amor, paz, de confianza y seguridad.

¿Apoco no se antoja el estilo de vida de los primeros cristianos?


Los tiempos eran también muy difíciles no sé si más o menos que los de ahora, pero los pocos cristianos de entonces lograron impactar y convencer a muchos con su vida.

¿En dónde están esos católicos comprometidos? ¿En dónde los que cambian al mundo por y para Cristo? ¿Qué hay de aquellos que evangelizaban no con palabras sino con hechos?

- ¡Estaban mejor preparados! - Si la memoria no me falla la mayoría eran pescadores.

- ¡El Espíritu Santo estaba con ellos! - Y con todos nosotros.

- ¡Jesús mismo los instruyó!- Y lo seguirá haciendo para todo aquel que se lo pida. Él mismo dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos.”

¿Entonces?

Creo que la respuesta más acertada es que no sólo reconocieron a Dios sino que le creyeron. ¡Sí! creyeron en las palabras, creyeron en las promesas, vamos, le creyeron a Él y simplemente actuaron en consecuencia y fueron felices.

Benedicto XVI dijo:
«La misión de todos los apóstoles de Cristo, en todos los tiempos, consiste en ser colaboradores de la verdadera alegría.»

Escuchemos pues lo que Dios nos dice en estos tiempos a cada uno de nosotros, acerquémonos y creamos, pero creamos de verdad. Esta es la base de la acción. Y si no podemos creer, roguemos para que se nos de la fe, que dicho sea de paso también es regalo.


Jesús está esperando

12 sept 2011

La solución

La crisis que hemos estado viviendo en el mundo es de todo tipo; económica, de valores, de propuestas, ambiental, financiera, etcétera, nos han hecho creer que no existe remedio alguno para mejorar la situación. No sabemos que hacer, a quién recurrir y terminamos por culpar de todo el mal que nos sucede justo a Aquel que buscaba advertirnos de las posibles desgracias en nuestra vida.

¿Por qué Dios permite? ¿En dónde está Dios?

Lo curioso del caso es que cuando alguien quiere hablarnos de Dios, cuando se nos dice que es la solución a nuestros problemas sonreímos por lo bajo y pensamos que son cosas de ilusión, no lo creemos; es más no tenemos ni tiempo ni ganas de oírlo, preferimos seguir lamentándonos en lugar de devolverle sus derechos a Dios. Sí, los derechos que le corresponden sobre el mundo, sobre todos y cada uno de nosotros.

Derechos que sin tener necesidad (ya que es Dios), reclama y consigue a través de su encarnación, nacimiento, vida, calvario, muerte y resurrección sólo por amor a los hombres.

El Papa Benedicto XVI nos alerta y propone: “Reconciliarse con Dios es un compromiso que se impone a todos, porque constituye la condición necesaria para recuperar la serenidad personal, el gozo interior, el entendimiento fraterno con los demás y por consiguiente, la paz en la familia, en la sociedad y en el mundo”.

Leía un artículo del P. Cipriano Sánchez LC en dónde explicaba: “No existe ningún pecado del hombre contra el hombre que no provenga del pecado primero del hombre contra Dios. No hay ningún pecado de un hombre contra otro que no nazca de un corazón del cual Dios ya se ha ido hace tiempo.

Luego entonces, si queremos transformar la sociedad, lo primero que tenemos que hacer es reconciliar nuestro corazón con Dios. Si queremos recristianizar al mundo, cambiar a la humanidad, lo primero que tenemos que hacer es transformar y recristianizar nuestro corazón”.
Pero, ¿estamos dispuestos a hacerlo?

La puerta está abierta, la propuesta dada, las condiciones propicias, la batalla ganada. Sólo faltas tú. ¿Aceptas?

“Yo he venido para que tengan vida… y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)

10 sept 2011

EL ATEÍSMO PRÁCTICO: PELIGRO DE UNA FE NO VIVIDA

El Evangelio nos llama continuamente a vivir la vida conforme a sus valores, a sus principios; siguiendo los mandamientos del Señor, en particular el “mandamiento nuevo” del amor, que nos debe distinguir a los cristianos. No se trata solamente de “creer en Jesucristo”, o como afirman algunas sectas: “acepta a Jesús como tu Salvador personal y serás salvo”. La salvación no es un acto mágico; no se reduce a una simple declaración formal.

San Juan nos advierte claramente que “a todos los que lo recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios (Juan, 1, 12)”. Obsérvese que se afirma que les dio “poder de llegar a ser”, es decir lo necesario para que, con su esfuerzo personal, los discípulos mediante la fe en Jesucristo y con la asistencia del Espíritu Santo, alcancen la salvación. Esta idea, se reafirma en la primera carta de San Juan, en la que se nos dice de manera contundente que “todo aquel que no practica la justicia, no es hijo de Dios, y así tampoco lo es el que no ama a su hermano”.

No nos engañemos pensando que se puede alcanzar la salvación si no se vive conforme al Evangelio y las enseñanzas de la Tradición de la Iglesia. Como dice el Apóstol Santiago: “..recibid con docilidad la palabra divina que ha sido ingerida en vosotros, y que puede salvar vuestras almas. Pero habéis de ponerla en práctica, y no solo escucharla, engañándoos lastimosamente a vosotros mismos (Santiago, 1, 21-22)”. Y si a alguno de nosotros no le bastara lo dicho por los Apóstoles, sería suficiente recordarle lo dicho por nuestro Señor en la conocida parábola del juicio final (Mateo 25, 31-46), en la que claramente el Señor juzga a los hombres conforme a sus obras, de acuerdo a su conducta respecto a sus hermanos. Quiera Dios que a nadie le ocurra escuchar las temibles palabras de reprobación, cuando venga el Hijo del Hombre: “Os digo en verdad, siempre que dejasteis de hacerlo con alguno de estos mis pequeños hermanos, dejasteis de hacerlo conmigo (Mateo 25, 45)”.


Cuando decimos que somos católicos, y no actuamos como tales, nos engañamos. Creemos y decimos ser discípulos del Señor pero, en los hechos, no lo somos. Si alguno de nosotros escuchara a una persona decir que es honrada, y la viera cometer actos de corrupción, ¿Qué pensaría? ¿Acaso diría: He aquí una persona honrada que comete actos de corrupción? ¿O más bien diría: He aquí una persona corrupta que se dice honrada y miente?

Todos podemos caer y de hecho caemos, pero si mantenemos de manera constante una conducta inapropiada, entonces se trata ya de una condición de la personalidad que debe ser modificada, si se quiere ser fiel a la condición del discípulo del Señor.

Desafortunadamente, la cultura actual quiere relegar la vida espiritual a una práctica privada. Es decir que se puede creer en lo que se quiera, siempre que eso no altere el modelo social prevaleciente. Muchos católicos hoy, tienen miedo de mostrar abiertamente su fe. Eso, de por si no es una buena noticia, pero es mucho peor cuando se acepta en los hechos esta forma de vida, cuando se cree en lo privado, pero en la vida cotidiana se
actúa como cualquier no creyente.

Algo así es lo que ocurre con muchas, demasiadas, personas hoy en día: Que se dicen católicos pero en los hechos viven como ateos. Conviene ver la actitud de un ateo frente a la religión para ver cómo, desgraciadamente, se parece a la de muchos que se dicen (y probablemente creen ser) católicos. En primer término, un ateo, que no cree en la existencia de Dios, no se preocupa en participar en ninguna liturgia; si va a misa alguna vez, lo hace por razones sociales. Desde luego desconoce, porque no le importa, lo esencial de la doctrina católica (probablemente nunca habrá ni siquiera hojeado el Catecismo de la Iglesia), y no estará atento – ni mucho menos – a los mensajes del Papa, de los Concilios o del Obispo local. No se confesará, pues no le concede valor a este ni a ninguno de los sacramentos. La oración le será extraña, rara, tal vez acude a ella sólo cuando algo le urge o no encuentra solución a algún problema (y sólo por si acaso Dios existiera). Desde luego, no hará lo que los verdaderos católicos, que buscan continuamente a Dios en la oración, diálogo amoroso con su Señor. Observará a la Iglesia como una institución humana, y no un Misterio de Salvación como lo hacen los católicos, y por tanto objeto de crítica mundana y sujeta a las costumbres de cada país, así sean anticatólicas. Muchos ateos, tal vez la mayoría, no se molestarán demasiado en criticar a la Iglesia, la que les es más bien indiferente (como a muchos católicos, por desgracia) y, por supuesto, ni remotamente se preocuparán por las necesidades espirituales o materiales de sus sacerdotes, seminarios o congregaciones. Más bien criticarán el gasto que la Iglesia debe hacer, al que consideran superfluo y excesivo. Un ateo actuará conforme a los modelos éticos prevalecientes, y aprobará, o cuando menos no reprobará, como debieran hacerlo lo católicos, actos y leyes que son contrarios a sus creencias, por ejemplo el aborto; preferirá aceptar tranquilamente la opinión de la mayoría.

Se podría seguir esta lista, pero con lo anterior basta para reconocer que muchos católicos, con sus actos, más bien se han convertido en “ateos prácticos”, es decir en creyentes que, en los hechos, no lo son. …. Y ya se ha dicho antes lo que se puede esperar de ello en términos de la salvación.

Animémonos a vivir conforme al Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia. No será fácil en medio de nuestra sociedad, pero se puede empezar con pequeños actos de fe, de congruencia, que serán sin duda apoyados por Dios, y luego, siendo “fieles en lo poco”, tal vez el Señor nos concederá serle fieles en lo mucho.


En todo amar y servir;
Juan Ignacio Aquinas

24 ago 2011

CORAZÓN JÓVEN



Reflexión del discurso del Papa durante
la fiesta de acogida a los jovenes en la JMJ 2011
Plaza de Cibele
s, Madrid.

El santo Papa Benedicto XVI habla a toda la juventud congregada para las jornadas mundiales y su mensaje invita a reunirse a la escucha de la Palabra de Dios. Este llamado es principalmente a la juventud, pero también para todos aquellos que tienen corazones jovenes, abiertos y ansiosos siempre de la escucha de la Palabra que es Vida. Por eso digo que es para todo corazón joven, para todos los amorosos seguidores de nuestro Señor Jesucristo.

Nos invita a acoger la palabra de Jesús, que es Verdad, y que debe penetrar hasta el corazón y llevarla a la práctica diaria, donde nos moldeará y podremos responder en toda nuestra vida. Hacerse cercano a Él, consiguiendo una vida más auténtica y plena, a través de Él y solo en Él.

De esta forma el Papa nos llama a formarnos como verdaderos seguidores de Jesús, siendo cristianos fuertes de espíritu, congruentes en la vida y no dejarnos engañar por tantos caminos que en la actualidad se nos presentan y solo llevan al vacío y la fustración. Solo a través de Dios se tiene la certeza en la vida.

El llamado es a dejar la mediocridad y conseguir la santidad, objetivo único del hombre, y que solo es posible de la mano de Jesucristo.

Buscadores de la verdad y del bien, conscientes y pensantes en colaboración en la obra de la creación, nos llama a “humanizar a todo hombre”, ese hombre que se está perdiendo por no ser responsable de la libertad que se le ha dado. Vemos como muchos jovenes, y no tan jovenes, caminan sin ninguna motivacion, vacíos, sin valores, sin compromiso a nada, lo mismo les da la vida que la muerte. Recuperémoslos.

Debemos ser un reflejo de Cristro en el mundo y de este modo contagiar a los demás por medio de la existencia de la persona de Cristo que vive dentro de nuestros corazones. La Palabra es Cristo mismo de quien surge la vida misma, la verdadera y única vida que da consistencia a todo el universo.


Benedicto XVI nos invita al SI total a Cristo. Ahora tú, de corazón joven no importa la edad que tengas, tú, joven de corazon, dile SI a Jesus que te está esperando.

AITANA.


9 ago 2011

Carta del Padre



Para todos aquellos que a veces no "oyen" a Dios...

Esta carta de amor del Padre ofrece materia de meditación y contemplación para muchas horas de oración. Es una recopilación de textos y referencias de la Sagrada Escritura en clave del amor del Padre. Leánla despacito, disfrútenla.

Es probable que no me conozcas, pero yo te conozco perfectamente bien... Salmos 139.1
Sé cuando te sientas y cuando te levantas... Salmos 139.2
Todos tus caminos me son conocidos... Salmos 139.3
Pues aún tus cabellos están todos contados... Mateo 10.29-31
Porque fuiste creado a mi imagen... Génesis 1.27
En mi vives, te mueves y eres… Hechos 17.28
Porque linaje mío eres... Hechos 17.28
Antes que te formase en el vientre, te conocí… Jeremías 1.4-5
Fuiste predestinado conforme a mi propósito… Efesios 1.11-12
No fuiste un error... Salmo 139.15
En mi libro estaban escritos tus días… Salmos 139.16
Yo determiné el momento exacto de tu nacimiento y donde vivirías… Hechos 17.26
Tu creación fue maravillosa… Salmos 139.14
Te hice en el vientre de tu madre… Salmos 139.13
Te saqué de las entrañas de tu madre… Salmos 71.6
He sido mal representado por aquellos que no me conocen… Juan 8.41-44
No estoy enojado ni distante de ti; soy la manifestación perfecta del amor… 1 Juan 4.16
Y deseo derramar mi amor sobre ti... 1 Juan 3.1
Simplemente porque eres mi hijo y yo soy tu padre… 1 Juan 3.1
Te ofrezco mucho más de lo que te podría dar tu padre terrenal… Mateo 7.11
Porque soy el Padre perfecto… Mateo 5.48
Toda buena dádiva que recibes viene de mi… Santiago 1.17
Porque yo soy tu proveedor que suple tus necesidades… Mateo 6.31-33
Mi plan para tu futuro está lleno de esperanza… Jeremías 29.11
Porque te amo con amor eterno… Jeremías 31.3
Mis pensamientos sobre ti se multiplican más que la arena en la orilla del mar… Sal 139,17-18
Y me regocijo sobre ti con cánticos… Sofonías 3.17
Nunca me volveré atrás de hacerte bien… Jeremías 32.40
Tú eres mi especial tesoro… Éxodo 19.5
Deseo afirmarte de todo corazón y con toda mi alma… Jeremías 32.41
Y te quiero enseñar cosas grandes y ocultas que tú no conoces… Jeremías 33.3
Me hallarás, si me buscas de todo corazón… Deuteronomio 4.29
Deléitate en mí y te concederé las peticiones de tu corazón… Salmo 37.4
Porque yo inspiro tus deseos… Filipenses 2.13
Yo puedo hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pides o entiendes.. Efesios 3.30
Porque yo soy quien más te alienta… 2 Tesalonicenses 2.16-17
Soy también el Padre que te consuela en todos tus problemas… 2 Corintios 1.3-4
Cuando tu corazón está quebrantado, yo estoy cerca a ti… Salmos 34.18
Como el pastor lleva en sus brazos a un cordero, yo te llevo cerca de mi corazón… Isaías 40.11 Un día enjugaré toda lágrima de tus ojos… Apocalipsis 21.3-4
Y quitaré todo el dolor que has sufrido en esta tierra… Apocalipsis 21.3-4
Yo soy tu Padre, y te he amado como a mi hijo, Jesucristo… Juan 17.23
Porque te he dado a conocer mi amor en Jesús… Juan 17.26
Él es la imagen misma de mi sustancia... Hebreos 1.3
Él vino a demostrar que yo estoy por ti y no contra ti… Romanos 8.31
Y para decirte que no tomaré en cuenta tus pecados… 2 Corintios 5.18-19
Porque Jesús murió para reconciliarnos... 2 Corintios 5.18-19
Su muerte fue mi máxima expresión de amor por ti… 1 Juan 4.10
Entregué todo lo que amaba para ganar tu amor… Romanos 8.31-32
Si recibes el regalo de mi Hijo Jesucristo, me recibes a mí… 1 Juan 2.23
Y nada te podrá volver a separar de mi amor… Romanos 8.38-39
Vuelve a casa y participa en la fiesta más grande que el Cielo ha celebrado… Lucas 15.7
Siempre he sido y por siempre seré tu Padre… Efesios 3.14-15
Mi pregunta es... ¿Quieres ser mi hijo? Juan 1.12-13
Aquí te espero… Lucas 15.11-32

Con amor, tu Padre

5 jul 2011

LA CRISIS ACTUAL Y LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR

Desde varios años venimos escuchando, de especialistas y entre nuestros conocidos, expresiones que denotan lo mala y delicada que se percibe la situación del mundo. Esta sensación de incertidumbre global se ha visto reforzada a partir de la crisis financiera de 2008, que desembocó en una crisis económica y de deuda de muchos países, en pobreza y hambre en muchos sitios.

Desde luego, la sensación de que nuestro mundo no experimenta una crisis cualquiera, sino una muy grave que pone en riesgo nuestro sistema de creencias y, en definitiva, la sociedad como la conocemos, no es falsa. Esta no es una simple crisis como otras. Es una crisis multidimensional y por tanto sistémica. Es una crisis financiera, económica, alimentaria, moral, ambiental, pero sobre todo es una crisis de sentido. Nuestra sociedad, que creció con la esperanza de desarrollo constante, hoy sabe que está limitada y, más aún, sabe que la riqueza y el consumo -bases del capitalismo - no traen la felicidad, sino nuevas formas de alienación, en la que el ser humano se separa cada vez más de su destino vital, y por tanto sufre.

La historia nos enseña que en épocas de crisis de la civilización, como la que vivimos, el primer paso es regresar a revisar nuestros valores fundamentales, para de ellos, afirmados o modificados, establecer los nuevos que nos lleven a un nuevo proyecto de futuro, a un sueño humano diferente. Desafortunadamente, hoy el sueño del hombre es una pesadilla (basta ver el arte actual y las expresiones culturales prevalecientes –cine, televisión, internet, libros- para demostrarlo).

Lo primero que debemos reconstruir es nuestro sueño de futuro, y con él renacerá la esperanza, y de ella el impulso que nos permita, sobre lo que quede de esta civilización, construir la nueva. Los católicos nos proponemos construir la "civilización del amor", con todo lo que de ella se deprende. Este es el modelo que nuestro Maestro y Señor propuso y ejemplificó con su vida. Es difícil, ciertamente, pero contamos con el mejor de los aliados: Dios y su Divina Providencia.

Es hora de que los católicos reflexionemos sobre este modelo de civilización, a partir de los numerosos documentos que la Iglesia y diversos seglares nos han propuesto y, creyendo firmemente que la construcción del Reino de Dios es posible, nos pongamos en acción, cada cual en su propia parcela de vida.

Y tú, amable lector, ¿contribuyes a la civilización del amor? Seguramente sabes de qué te hablo.

Juan Ignacio Aquinas

6 jun 2011

Manual de Carreño de la Misa II



En respuesta a las sugerencias de los dos lectores asiduos a esta columna, presento las secciones de la Misa con algunos pequeños comentarios.
Bueno antes de comenzar hay que aclarar que el ciclo litúrgico (o calendario litúrgico es la forma como la iglesia católica distribuye los acontecimientos de la acción de Dios en el mundo durante el año civil) marca algunas variaciones en el ritual de la misa, por lo que en esta ocasión me referiré al ciclo ordinario.
Las secciones son las siguientes:
I. Ritos iniciales (debemos estar de pie, y sólo para ancianos o enfermos les es permitido no pararse)
a. Antífona de entrada. (es importante recordar que debemos contestar al sacerdote, aprender bien las respuestas y estar atentos –orad y vigilad-)
b. Acto penitencial.
c. Señor ten piedad.
d. Gloria
e. Oración colecta.
II. Liturgia de la palabra (aquí podemos sentarnos, excepto en el Evangelio, que se escucha de pie. También es importante estar atentos, no distraer a los demás y ¡no dormirse! Es preferible que demos una lectura preliminar en nuestro misal y no llegar “en blanco” a la misa, esto también porque a veces los micrófonos no funcionan muy bien o los lectores no se les entiende claramente).
a. Primera lectura.
b. Salmo (hay que responderlo)
c. Segunda Lectura.
d. Aclamación antes del Evangelio (aquí hay que pararse).
e. Evangelio (de pie).
f. Homilía (escuchar atentamente y no dormirse también. Recordemos que lo importante de la Eucaristía es el encuentro con el Señor y no la calidad del sermón por lo que no nos distraigamos de lo fundamental criticando al sacerdote por sus ideas, su falta de elocuencia o su pobre oratoria).
g. Credo (aprendérselo bien de memoria para no seguirlo con balbuceos o murmullos).
h.Plegaria Universal (Oración de los fieles).
III. Liturgia de la Eucaristía
a. Ofrenda del pan y del vino (sentados. Ojo, debemos estar atentos y avocarnos a responder las oraciones del sacerdote y no sentirnos padres, porque luego muchas personas repiten todo lo que dice el sacerdote. Cada quien tiene su rol en la misa).
b. Oración de las ofrendas. (de pie)
c. Plegaria eucarística. (de pie)Primero es el Prefacio. Aquí debemos cuidar de no rezar a coro con el Sacerdote. Este prefacio es exclusivo del Sacerdote, es el que comienza: “En verdad es justo y necesario….”. Un vez terminado el prefacio sigue el Sanctus o Santo, aquí debemos orar todos en comunión y no dejar que sólo el coro o el sacerdote canten o reciten, debemos participar activamente en la oración. Recordemos que es una oración de aclamación de la gloria del Señor. Esta oración está compuesta por las palabras que oyó cantar el profeta Isaías a los Serafines y la otra parte viene de la aclamación del pueblo al Señor en su entrada triunfal a Jerusalén.
d. Consagración. (de rodillas)Esta parte es sumamente importante y solemne ya que estamos asistiendo al sagrado momento de la transubstanciación, esto es, que el pan de harina y el vino de vid se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Estamos actualizando el momento en que Jesús se entrega a sus apóstoles y les indica la fórmula para que esté con nosotros por siempre. Luego entonces, además de estar arrodillados, debemos guardar devoción y respeto. Sobra decir que no debemos platicar, estar distraídos en otras galaxias, sino acompañando al Sacerdote y en comunión con toda la Iglesia viviendo este momento tan importante. Solo los enfermos y los adultos mayores pueden estar exentos de arrodillarse. Si llevamos niños hay que cuidar que estén atentos y en silencio especialmente en este momento.
e. Rito de la comunión (de pie). Aquí se hace la oración del Padre Nuestro y el saludo de paz. No olvidemos que estamos en la celebración de la Eucaristía y no en una fiesta social para saludar a todo mundo, abrazarse efusivamente, desplazarse en un radio de 40 metros de nuestro lugar y saludar a todos como reina de la primavera. Recordemos que solo se saluda de manera simbólica a los que están a nuestro alcance. Y los novios por favor, no están en el antro, luego se dan unos saludos de paz que parece que no les incomodamos los demás.
f. Antífona de la comunión (puede ser de pie, sentados o de rodillas). Cuando el Sacerdote está haciendo la fracción del pan y reza el Cordero de Dios, no nos abalancemos en tropel hacia la fila. No estamos formados para comprar tortillas, démosle a cada cosa su tiempo. No vamos a adelantar en santidad si les ganamos a otros en la fila. No estamos en la super barata nocturna de Liverpool, para andarles ganando a todos las ofertas y las filas. Al menos aquí despojémonos de la esclavitud de la prisa y la urgencia. Hay que caminar despacio, la devoción aquí comienza, es un tiempo de diálogo con el Señor, desde que estamos haciendo la fila. Aprovechemos esos minutos con Él. Y después de la comunión, no distraigamos a los demás ni a nosotros mismos.
IV. Rito de la Conclusión
Es la parte final y despedida. Aquí cabe anotar que hay que esperar que el Sacerdote se baje del altar, se incline ante él y se dirija a la sacristía. En ocasiones mostramos nuestra “excelente educación” cuando el padre acaba de dar la bendición muchas personas se van, se saludan, hablan en voz alta, etc. También debemos recordar que el final de la misa es el envío, esto es, cumplir lo que ahí se ha vivido y llevar al Señor a nuestras realidades temporales. El final clásico en latín dice Ite Missa Est, que literalmente significa: “Vayan en misión evangelizadora”. De ahí proviene el nombre de “Misa”, así que vivamos plenamente al salir del templo, lo que hemos celebrado.
Esta nota es sólo un breve acercamiento y no pretende ser exhaustiva, sino una invitación para que indaguemos más en otras fuentes.
La misa explicada (1999) de Elmer H. Garcíade Ediciones Populares o en Internet en el portal de ACI prensa: http://www.aciprensa.com/catequesis/misa1.htm
Espero que sea de utilidad.
El ciego de nacimiento.

Contra el mal

En días pasados, platicando con un amigo me comentaba:

- ¡Yo soy catoliquísimo! Creo en Dios, en Jesús y en la Virgen. La Iglesia….ésa no me tiene tan contento, pero voy cada vez que “me nace”, así, ¡sí vale!... (¿?)
- …te voy a recomendar a mi brujo particular, ése sí es atinado. Ya ves con lo de la enfermedad de mi esposa, él fue el que nos sacó del apuro… (¿?)
-… estoy preparándome para mi próxima vida porque ya sabes que reencarnamos, ¿no?… (¿?)
- …mi oficina está a la moda, ya la acomodé de acuerdo al Feng Shui. Además tengo la imagen del Dragón de la abundancia, que es el que se encarga de…. (¿?)
- …y no me pueden decir que estoy mal porque ya me “contactaron” con mi ángel de la guarda y me dijo… (¿?)
- … ¿qué te pasa?, ¡claro que estoy estudiando! ¿no te comenté que ya estoy por terminar el curso de los mensajes “ocultos” de la Biblia?… (¿?)
-… ¡por favor!, si está pre-destinado que todos nos vamos a salvar… (¿?)

¿Te sonó algo de lo expuesto? Sí, desafortunadamente no es el único, muchos de los que nos decimos católicos tenemos una serie de creencias y prácticas total y absolutamente contrarias entre sí, pero sobre todo ajenas a los fundamentos de nuestra fe.

Hacemos estos revoltijos de creencias en función de un mal entendido sincretismo y porque están de moda, por curiosidad, porque no queremos que nos digan que somos “mochos”, anticuados, cerrados, porque es lo que vemos y vivimos en el día a día, ¿por qué nunca las hemos analizado a fondo?, ¿qué tiene? son “cool”.

Y las adoptamos así, fácil y sencillo adaptándolas a nuestra forma de vida sin entender el riesgo que corremos de perder lo más por lo menos, bueno, hasta las promocionamos:
- Mejor vete a hacer una limpia, yo te acompaño.

Y pensamos que no es serio, que no pasa nada, que no perdemos nada, que hay que “probar”; pero la verdad de fondo es que lo hacemos porque no estamos “preparados” para enfrentar los ataques que constantemente se hacen a nuestra persona, a nuestra conciencia, a nuestra alma y a nuestra religión. Es muy difícil defender nuestra fe desde la preparación básica de Primera Comunión.

Y así, desarmados, aceptamos cualquier cosa y nos volvemos cada día más permisivos, más tolerantes, laxos, prisioneros del mundo, cada vez más confundidos, tristes, pero sobre todo cada vez más alejados de la VERDAD y del AMOR.

¿Qué hacer?

Nuestra religión es por demás rica en conocimiento y guía. Ahí encontramos TODO lo que necesitamos para esta vida y para la eterna. Contamos con la sabiduría y la Revelación cuyas fuentes son: la Biblia, la Tradición y el Magisterio, la iglesia, que como madre y receptáculo de este conocimiento lo estudia, lo reflexiona, lo profundiza y nos lo ofrece de manera fácil, segura y accesible: lo único que tenemos que hacer es acercarnos, preguntar, buscar, ocuparnos de nuestra formación de conciencia, ahí, en donde nos corresponde como bautizados.

Cada uno tiene plena libertad de escoger aquello que le plazca, aprendamos pues a escoger lo que nos conviene, como cita San Pablo: “Todo me está permitido, pero no todo me es conveniente.” (1 Co 6, 12); pero sobre todo, si nos decimos católicos, es indispensable que conozcamos los fundamentos de nuestra fe.

A los interesados me atrevo a sugerirles:

1.- Sitios web:



2.- Leer el evangelio meditado todos los días

19 may 2011

El Domingo

El domingo me habló en sus silencios,
colgó de mi alma la espera,
el hueco del llanto,
la luz verdadera
rozó mis quebrantos.
Los seres humanos
despojados muchas veces nos sentimos,
pero Dios nos trae sus regalos:
una vecina amable con quien dialogamos,
la niña que pasa y se queda a nuestro lado,
la brisa, el canto de los pájaros,
de Dios el misterio,
el saber que a pesar de todo¡andamos!.

Elsa Tébere

11 may 2011

Historia de amor




Con gran entusiasmo participamos de la Boda Real: El príncipe en traje de gala con sus brillantes medallas, la nueva princesa, el carruaje, la ceremonia, el vestido, la tiara prestada por la Reina, el anillo que perteneció a la princesa Diana, los invitados, los medios, la muchedumbre, ahhhhhhh; el cuento hecho realidad. Miles de comentarios sobre el amor y la prosperidad ….y vivieron felices para siempre.

El amor protagonista y por siempre proveedor de ilusión, motivación y coincidencia. “El anhelo de todos al alcance de pocos”, expresaría el eslogan.

¿Al alcance de pocos?

Quizás ya no te acuerdes. Existe una historia verdadera, tanto o más actual que cualquiera, la de Dios que crea al hombre y a la mujer para que vivan en un paraíso rodeados de vegetación y animales, felicidad, dicha completa, y vida, vida en abundancia. Todas las tardes baja a platicar con ellos, los provee de lo necesario, les da poder sobre el paraíso, los escucha, los protege, los ama inmensa e intensamente; pero, engañados por una serpiente pretenden ser como dioses, caen en desobediencia y como consecuencia de esto pierden el paraíso. Dios los busca pero ellos no se arrepienten, ¡no! Al contrario deciden esconderse de Aquél como si fuera el enemigo y así pierden su amistad, pero no su amor. Dios los perdona y decide ayudarlos a recobrar su linaje y su jerarquía de hijos.

Le pide a su propio Hijo, al único, del que nunca se ha separado y en quien tiene todas sus complacencias que le ayude en la misión de rescate.
-"Ellos solos no pueden, no saben cómo, se perderán cada día más y ¿sabes?, Yo los amo"
¿El precio? Toda su vida, toda su sangre, hasta la última gota. “Tanto amó Dios al mundo…”

Y empieza el rescate, el plan maestro: tendrá que nacer como cualquiera de ellos, ser un hombre. Qué difícil para Dios abnegarse así. Pero no importa, - los amo, nos recuerda.



Nace de una mujer virgen, un verdadero paraíso en la tierra, así como el primer hombre nació en un paraíso, porque nos ama.

Desde que nace va en busca del hombre. Los pastorcitos, los sabios de oriente, los pobres, las mujeres, los pecadores…..y cumple el pacto, entrega todo, muere por todos y cada uno de nosotros, porque nos ama. Nos ama de verdad y lo demuestra con su vida, pero también con su muerte. "Nadie ama más que aquél que da la vida..."

Y la historia de amor continúa, sigue buscándonos, a los pobres, a los sabios, a los pecadores, a ti y a mí, porque nos ama. Depende de nosotros si aceptamos o no, Él está a la puerta y llama. Busca y espera, desea que seamos felices, que podamos vivir como cuando nos creó, felicidad, dicha completa y vida, vida en abundancia, porque nos ama.










5 may 2011

El “no hay, no hay...”

El pasado mes de abril con motivo del cumpleaños número 84 del Papa Benedicto XVI, junto con otra persona nos dimos a la tarea de buscar en los alrededores del Zócalo de la Ciudad de México, alguna estampa de la imagen de Su Santidad que tuviera una oración al reverso, con el fin de repartirlas entre nuestra comunidad de apostolado y así poder festejar el aniversario del Papa.

Por supuesto que el primer sitio a donde nos dirigimos fue a la tienda de artículos religiosos de la Catedral, pero ¡oh sorpresa! La primer respuesta fue “no hay”, creo que al ver nuestra cara de asombro la persona en turno se sintió comprometida a darnos alguna explicación: “la verdad es que no la piden, pero mire le puedo ofrecer éstas otras de Juan Pablo II”. Acto seguido nos encaminamos a las tiendas de artículos religiosos y al pasaje ubicado a espaldas de la Catedral, pero nuestro asombro crecía al obtener la misma respuesta del “no hay”, hubo incluso quien, hasta ese momento se percató que no tenían imagen alguna del Papa en su “súper tienda especializada” y de manera más esperanzadora pero menos sincera nos aseguraron: “ya mero nos llega ¿eh?”, pues su sonrisa irónica los delataba al final. El colmo fue llegar a una tienda especializada en venta de imágenes, en donde por cierto tenían hasta de Mafalda y eso que el tema general de la tienda era el religioso. Entonces nos mandaron a la sección de una pared en donde nos aseguraron encontraríamos algo. Efectivamente, encontramos como 5 repisas llenas de no menos de 15 imágenes diferentes de S. S. Juan Pablo II pero Benedicto XVI permaneció brillando por su ausencia.

Pues bien, en estos días en que nuestro querido Papa Juan Pablo II acaba de ser beatificado pudimos corroborar el gran amor que el mundo católico y no católico le tiene. Bastaba ver las calles del Vaticano repletas de feligreses el día de su beatificación. Los que no tuvimos la suerte de estar ahí presentes, lo estuvimos en espíritu siguiendo la transmisión y los detalles por TV e internet, y todos juntos vibramos de emoción y alegría desbordante al ser destapada en vivo, la imagen oficial cuando fue proclamado beato. Todos los que tuvimos la bendición de verle pasar en el papamóvil en alguna de sus visitas a nuestro país recordamos con júbilo el haber sido vistos y bendecidos por él, pensando en que aquel que nos miró y nos bendijo es ahora un beato de principios de este siglo.


Definitivamente le amamos, no hay duda. Los católicos mexicanos amamos a Juan Pablo II porque él lo hizo primero al venir a nuestro país, por su enorme carisma, por su entrega, por su actuación valiente y trascendental en el mundo, porque su presencia te hacía sentir a Cristo y por todas las virtudes teologales, cardinales y humanas que viviendo de manera heroica transpiraba con su presencia y que le valieron para ser elevado a los altares como beato. Sin embargo, no todos los católicos estamos cumpliendo con su primera encomienda como pueblo al venir por primera vez a nuestro país: “¡México, siempre fiel!”. Si tanto amor le tenemos al Beato Juan Pablo II ¿le podríamos decir hoy a 32 años de su primera visita a nuestro país, que México es siempre fiel a Dios? Y no sólo a él, sino delante de Cristo presente en la Eucaristía ¿podría cada uno de nosotros decir que como católico he actuado y vivido para que esa fidelidad sea patente y se propague? ¿No será que por vivir de las mieles de antaño en que el Papa nos visitaba y que durante sus visitas hasta la delincuencia bajaba, nos estamos viviendo como un país medio huérfano, cuando no lo somos?¿Cómo podemos decirnos fieles si muchos hoy todavía comparamos al Vicario de Cristo actual con el anterior? ¿Cómo podemos decirnos fieles si hasta hay quien se atreve a decir “es que nunca segundas partes fueron mejores”?


Y es que aunque el dicho citado verse así, Su Santidad Benedicto XVI no es una segunda parte, de ninguna manera, él es quien el Espíritu Santo (sí, leyó usted bien: el Espíritu Santo, pésele a quien le pese creerlo y aunque pidan rebelde y subversivamente la votación de los laicos para la elección del Papa) ha querido y designado por medio de la elección en un ambiente de oración por parte de la reunión de cardenales convocados (sucesores de los Apóstoles), para ser el Representante de Cristo en la tierra y Sucesor de San Pedro porque los tiempos actuales así lo requieren, así, de esta manera, está ni más ni menos quien tiene que estar: el amigo fiel e incansable como le llamaba cariñosamente el Beato Juan Pablo II a nuestro actual Papa Benedicto XVI.


Siendo una de las mentes más brillantes del s. XX y principios del XXI en materia de Teología y Doctrina de la Fe, constituyó un enorme apoyo intelectual para S. S. Juan Pablo II en la revisión y escritura de numerosos documentos de la Iglesia, entre los que destaca el actual Catecismo de la Iglesia Católica. Sin embargo como todo lo que auténticamente proviene de Dios es grande y se manifiesta en la sencillez, este hombre que posee un gran corazón lleno de humildad, lo abrió al mundo desde el primer momento de haber sido electo como nuestro actual Sumo Pontífice, al pronunciar las siguientes palabras: Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de saber que el Señor sabe cómo hay que trabajar y actuar, incluso con instrumentos inadecuados. Y sobre todo confío mi persona a vuestras oraciones. Con la alegría de la resurrección del Señor y con confianza en su permanente ayuda, iremos adelante. El Señor nos ayudará y María, su madre santísima, estará a nuestro lado. Gracias.



¿Razones para amarle? Nos faltarían dedos en las dos manos para contarlas y aún nos sobrarían muchas para darnos cuenta de que él, en sí mismo, es una bendición en los tiempos actuales, pues no fue una casualidad sino una causalidad el hecho de que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe hubiese sido designado cabeza visible de toda la Iglesia en estos tiempos en que la fe católica está siendo atacada, tergiversada y diluida desde muchísimos ámbitos incluido tristemente el interior mismo de la Iglesia, de la cual todos los bautizados formamos parte.


Si queremos realmente hacer patente el “México siempre fiel” del ahora Beato Juan Pablo II, comencemos por agradecer a Dios el regalo de este gran hombre como Vicario de Cristo y por conocerle más, pues nadie ama lo que no conoce y para todo el que quiera hacerlo desde este momento, les sugiero los siguientes sitios:
http://www.ssbenedictoxvi.org/

http://bxvi.wordpress.com/

Gracias Santo Padre, por toda una vida de entrega, por regalarnos momentos de alegría tan grande como la pasada beatificación de nuestro querido Juan Pablo II, gracias por ser un faro de fe claro y seguro en medio de tanta obscuridad, confusión e incertidumbre.



Bartimeo: “Señor, que vea”. (Mc 10, 51)

17 abr 2011

De noche ni quién vea, dormido ni quién sienta

La gitana dormida (1897) Henri Rousseau



Cuenta nuestra abuelita una historia de su infancia, acaecida allá en la hacienda “El Jazminal” a principios del siglo XX por el estado de Zacatecas, en que su mamá doña Juanita Del Valle, dama piadosa y de buenas costumbres, muy preocupada por la salvación de las almas, observaba con cierta inquietud la vida disipada de una mujer campesina de la hacienda y del bienestar de sus múltiples chilpayates, que año con año aumentaban en número al igual que el de sus distintos padres; acudió pues a verla para platicar con ella y tocar su conciencia en cuanto a la responsabilidad que la formación de cada hijo implicaba, pues no era cuestión solamente de traerlos al mundo sino de procurarles lo necesario para hacerlos personas de bien.
A la pregunta de doña Juanita: ¬- ¿Ha pensado usted las consecuencias de tener cada año un hijo de distinto padre? - Ay patrona, pos ¿qué puedo hacer?- contestó la mujer. – Al menos ya pararle y no seguirse llenando de hijos que no puede atender ni material ni moralmente porque no tienen padre, o mejor dicho todos tienen uno diferente, que igual da porque nadie se hace responsable de ellos. –Pero pos ¿cómo voy a pararle si no soy yo, ni yo tengo la culpa? -¿Ah no? ¿Entonces quién es responsable de esta situación? – Pos yo no sé, porque todo sucede de noche y ¡de noche ni quien vea, dormida ni quien sienta! Respuesta por demás inmoral, cínica e irresponsable.
Escuchando esta anécdota he pensado que esta respuesta bien la podríamos dar cómodamente muchos católicos ante el caos moral que no sólo se avecina, sino que como brava ola del mar ya nos está parando una buena revolcada desde hace rato y apenas salimos de pronto para respirar por instinto para no ahogarnos, pero sin control ya del zangoloteo del resto de nuestros miembros, que en este caso y con todo respeto, no se trata de cualquier cuerpo, sino del mismísimo Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. Y bien ¿qué extrañas corrientes trae esta ola que nos arrastra con tanta fuerza y nos ha metido agua hasta por la nariz sin apenas poder respirar?



Principalmente 3: relativismo, secularismo y gnosticismo. Bien valdría la pena analizarlas una por una, aunque en este pequeño artículo por cuestiones de espacio, me veré obligada a dedicarle solo unas palabras elementales.
El relativismo es ver lo que cada uno quiere ver parcialmente del cuadro completo y hacer sus propias ideas del pedacito que le conviene, haciendo de cuenta que el resto del cuadro no existe y creando su verdad muy particular, negando todo tipo de valores inmutables pues el tipo de valores sostenidos puede cambiar de acuerdo a lo conveniente del momento. Esto es gravísimo pues implica una micro-ética, es decir, una ética limitada a lo individual, y que se olvida en gran medida de la comunidad y de la comunicación interhumana. Como lo explica el pensador español José María Mardones, S.J. “la ética es individual e interior, pero también social y exterior. No hay ética si la libertad no implica fuerza de unión y superación”.
Por otra parte, el secularismo es la parte anestesiante, pues es sacar a Dios de todo ámbito humano, eliminando la religión pero sobre todo el compromiso de vida que ésta conlleva, así pues la invitación es a vivir el momento sin remordimientos ni preocupaciones y no es que relajarse y desestresarse sea malo, comienza a serlo cuando para lograrlo se deja la racionalidad a un lado, así como el sentido trascendental inherente a la persona y su dignidad, para dar paso a prácticas que satisfagan y agraden al individuo aunque agredan a otros porque los demás poco importan. Así pues muchos católicos hemos sacado a Dios del ámbito familiar, laboral, social, etc. comportándonos como si ni lo conociéramos y marginándole al templo o a la Misa dominical si muy bien nos va, pero el resto de la semana ni pinta en nuestras actividades así como en las relaciones interpersonales. Se nos olvida el temor de fallar o perder a Dios y lo cambiamos por el temor de fallar o perder el éxito humano a costa o en detrimento de quien sea y de lo que sea.
Por último el gnosticismo, habrá quien diga “no, yo a eso no le hago, allá Tom Cruise que está en la cienciología, o el maestro nutrioli que promueve la meditación trascendental y el yoga, pero yo no, seré como sea pero me declaro católico, tal vez no practicante (lo cual es ridículamente imposible, como decir que soy maratonista pero que no lo practico) pero sí creyente”. Como hemos sacado a Dios de nuestro cotidiano, le hemos hecho a un lado como si no existiera porque ni le tomamos parecer sobre nuestras acciones y actitudes, en su lugar que es el centro de nuestra vida y en un pedestal bien alto nos ponemos nosotros en el mejor de los casos o cualquier otro ídolo temporal y con fecha de caducidad, porque como dice San Agustín: “si el hombre no se hinca ante Dios, se hincará ante lo que sea”.





Y así pues de pronto nos encontramos con la grandiosa idea de creer que tenemos la energía y el control pues de alguna manera somos cuasi divinidades deambulantes y encerradas en un cuerpo, que por eso la enfermedad es sólo mera conjetura mental, en nosotros está el sanarnos, que todo lo sabemos y todo lo podemos con sólo mentalizarnos y que en ello está el “secreto”, porque hacia donde tiendan nuestras ideas será meramente lo que atraeremos a nuestra vida.

Bueno, creo que no hay que ser muy listos para darnos cuenta de que “el que anda entre lumbre se quema” o de que “tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe” y para ello no necesitamos sentirnos caballeros jedi, crédulos de que la “fuerza te acompaña”.
La cuestión es que en esta ola de corrientes estrujantes estamos metidos hasta el cuello, aún sin darnos cuenta porque es lo que hemos respirado por mucho tiempo. No amanecimos de un día para otro en esta situación. ¿Qué hicimos?, o mejor ¿qué hemos dejado de hacer los católicos? Porque hoy que volteamos la cara, ya no es ola sino tsunami lo que se avista en el horizonte, así es, el relativismo está dejando de serlo para convertirse en franca intolerancia hacia la expresión libre de nuestros principios, valores y convicciones. Bueno, eso si contamos con ellos porque la cultura en que vivimos no surgió de generación espontánea, ¿entonces qué?, ¿nos han llevado al baile o nos hemos dejado llevar al baile? ¿No será que gran parte de la cultura de muerte que estamos viviendo es producto de nuestra irresponsabilidad, postergación y egoísmo cínico? Tal vez ante tanta situación indeseable (violencia, intolerancia, inmoralidad, etc.) se nos podría antojar justificarnos como aquella campesina insolente y comodona de la hacienda “El Jazminal”: – Pos yo no sé, porque todo sucede de noche y ¡de noche ni quién vea, dormida ni quién sienta!-.








Bartimeo: “Señor, que vea”. (Mc 10, 51)